El desarrollo de las nuevas tecnologías, constituye uno de los factores claves para comprender y explicar las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales de las últimas décadas.
Por otro lado ciertas concepciones sobre las reformas del sistema educativo otorgan a la incorporación de las nuevas tecnologías un efecto determinante en la mejora de los procesos de enseñanza – aprendizaje. De allí que, su incorporación a la educación debería ser considerada como parte de una estrategia global de la política educativa. Pudiendo mencionarse varios aspectos importantes para tomar en cuenta:
Primero, existe una fuerte demanda social por incorporar las nuevas tecnologías a la educación, muchas veces ejercida sin demasiada información acerca del valor real de esta incorporación. Segundo, las estrategias relativas a las nuevas tecnologías exigen alianzas. En estas alianzas es fundamental que el sector público represente el interés general, por encima de la lógica de mercado y de corto plazo que expresa el sector privado. Tercero, las estrategias deben considerar al docente, pues, las nuevas tecnologías modifican significativamente el papel del profesor en el proceso de aprendizaje, razón por la cual, es importante atender esta área dentro del profesorado.
De lo anterior, se agrega que, la educación vive un tiempo revolucionario, lleno de incertidumbres. Las esperanzas se mezclan con las frustraciones; las utopías, con las realidades. Los expertos evalúan y critican; los profesores deben adaptarse a exigencias hasta ayer desconocidas; y los empresarios ofrecen productos, servicios, marcas, experiencias e ilusiones en un mercado educacional amplio y dinámico.
El hecho tecnológico, ingresa al círculo de preocupaciones de la educación y los educadores. Siendo curioso, que durante tanto tiempo la educación haya podido desarrollarse casi con entera independencia del hecho técnico, incluso de la tecnología entendida como instrumento.
La educación es producción: producción de un tipo humano determinado culturalmente (producción de competencias, disciplinas y conocimientos que necesitan ser comunicados).
Finalmente, es necesario superar el enfoque tecnocrático que se oculta tras las posturas optimistas o pesimistas y reivindicar la importancia de un enfoque que permita discutir socialmente para qué deseamos las nuevas tecnologías y qué funciones queremos que cumplan. De forma tal que, en este espacio se pretenderá analizar, contextualizar y criticar la incorporación de las nuevas tecnologías al contexto educativo. Intentando generar en los alumnos una visión general, a fin de poder enfrentar el avance científico – tecnológico, de los que socialmente se tiene conocimiento.
Por otro lado ciertas concepciones sobre las reformas del sistema educativo otorgan a la incorporación de las nuevas tecnologías un efecto determinante en la mejora de los procesos de enseñanza – aprendizaje. De allí que, su incorporación a la educación debería ser considerada como parte de una estrategia global de la política educativa. Pudiendo mencionarse varios aspectos importantes para tomar en cuenta:
Primero, existe una fuerte demanda social por incorporar las nuevas tecnologías a la educación, muchas veces ejercida sin demasiada información acerca del valor real de esta incorporación. Segundo, las estrategias relativas a las nuevas tecnologías exigen alianzas. En estas alianzas es fundamental que el sector público represente el interés general, por encima de la lógica de mercado y de corto plazo que expresa el sector privado. Tercero, las estrategias deben considerar al docente, pues, las nuevas tecnologías modifican significativamente el papel del profesor en el proceso de aprendizaje, razón por la cual, es importante atender esta área dentro del profesorado.
De lo anterior, se agrega que, la educación vive un tiempo revolucionario, lleno de incertidumbres. Las esperanzas se mezclan con las frustraciones; las utopías, con las realidades. Los expertos evalúan y critican; los profesores deben adaptarse a exigencias hasta ayer desconocidas; y los empresarios ofrecen productos, servicios, marcas, experiencias e ilusiones en un mercado educacional amplio y dinámico.
El hecho tecnológico, ingresa al círculo de preocupaciones de la educación y los educadores. Siendo curioso, que durante tanto tiempo la educación haya podido desarrollarse casi con entera independencia del hecho técnico, incluso de la tecnología entendida como instrumento.
La educación es producción: producción de un tipo humano determinado culturalmente (producción de competencias, disciplinas y conocimientos que necesitan ser comunicados).
Finalmente, es necesario superar el enfoque tecnocrático que se oculta tras las posturas optimistas o pesimistas y reivindicar la importancia de un enfoque que permita discutir socialmente para qué deseamos las nuevas tecnologías y qué funciones queremos que cumplan. De forma tal que, en este espacio se pretenderá analizar, contextualizar y criticar la incorporación de las nuevas tecnologías al contexto educativo. Intentando generar en los alumnos una visión general, a fin de poder enfrentar el avance científico – tecnológico, de los que socialmente se tiene conocimiento.
